domingo, 22 de julio de 2007

Resultados inesperados en la guerra de consolas

Empezó en 1889 fabricando naipes. Estaban hechos a mano e hicieron furor en un Japón que no sabía casi nada de Occidente; sólo 35 años antes la Convención de Kanagawa había obligado a la isla a abrir dos de sus puertos al mundo exterior.

Fusajiro Yamauchi nunca imaginó y nunca supo -murió en 1940- que su pequeña empresa, a la que había bautizado Nintendo, se convertiría en protagonista de los jueguitos electrónicos y dejaría su marca en la Era de la Información. Hoy, con 3000 empleados, es la compañía más antigua del rubro, sigue haciendo juegos y se mantiene intacta, no habiendo sido adquirida por ninguno de los colosos del momento.

Sin embargo, muchos analistas la daban por muerta cuando dos gigantes entraron en el negocio de las consolas de videojuegos. Primero Sony, con la popular PlayStation, y luego Microsoft, nada menos, con la Xbox. Con Sony y Microsoft en rumbo de colisión, se previó que a Nintendo le aguardaba un sombrío destino. Frente a los 158.000 empleados de Sony y los 70.000 de Microsoft, no parecía tener ninguna posibilidad.

El que ahora se encuentre dominando el mercado parece extraño e inesperado. Pero es perfectamente lógico.

La liebre y los dinosaurios

La PlayStation es sinónimo de consola de videojuegos, con más de 100 millones de unidades vendidas en el mundo. Por eso, en la Navidad de 2006, la noticia que todos esperaban era el lanzamiento de la PlayStation 3 (PS3). La consola Wii de Nintendo saldría casi a la vez, pero tuvo mucha menos prensa, pese a su revolucionario sistema de control remoto tridimensional.

No obstante su posición de dominio, Sony llegaba un año tarde a su cita de pugilato con Microsoft, tras experimentar numerosos problemas en el desarrollo de la PS3. Un año antes, el creador de Windows había puesto en el mercado la Xbox 360, competidora directa de la PS3, y seguía ganando terreno, sobre todo en su país de origen, los Estados Unidos. Es que, en rigor, otras dos batallas se disputaban tras la inocente fachada de los videojuegos.

Por un lado, el orgullo nacional. Hasta la Xbox, Estados Unidos no participaba en el negocio de las consolas de videojuegos. Por otro, la coronación del heredero del DVD, el "DVD de alta definición" o "Súper DVD". Con la PS3 Sony impulsaría su propio formato, llamado Blu-ray. La Xbox 360 de Microsoft dio soporte al formato HD DVD, desarrollado por Toshiba y opositor del Blu-ray.

En lo que se conoce como la Guerra de las Consolas, estas otras dos pugnas solapadas explican en gran medida el inesperado resurgimiento de Nintendo y abren un nuevo horizonte en un mercado que en los Estados Unidos vende 10.000 millones de dólares al año.

Al enfrentarse, Microsoft y Sony tomaron la decisión de transformar sus consolas en centros de entretenimiento digital. Sirven para jugar, claro, pero la PS3 reproduce películas en DVD y Blu-ray, discos compactos, ofrece conectividad Wi-Fi y Ethernet, tiene disco duro interno y varias cosas más. La Xbox 360 es básicamente igual, sólo que reproduce HD DVD en lugar de Blu-ray. Entre ambas hay algunas diferencias, sin embargo, sobre todo en el área de capacidad de cálculo, donde la Xbox 360 lleva la delantera, según los analistas.

Cuestiones de costos

Pero tantas funciones convierten a estas consolas en productos costosos. En los Estados Unidos, la PS3 con disco de 60 GB se vende por 500 dólares; la Xbox 360 equivalente, cuesta 480. La Nintendo Wii, en cambio, tiene un precio de 250 dólares. Llega así a más personas, simplemente, muchas de ellas jóvenes cuya disponibilidad de dinero casi nunca es igual a la de los adultos.

El resultado está a la vista. La Wii ya ha vendido 9,3 millones de unidades, frente a 3,8 millones de la PS3. Y está cerca de los 10 millones de Xbox 360, que salió un año antes.

Además, los precios de la Xbox 360 y la PS3 no cubren lo que cuesta fabricarlas, un lujo que ambas corporaciones podían darse en su batalla por la hegemonía, pero que ahora parece disparatado frente al éxito de la más económica Wii.

Rumores de recortes de precios en las consolas de Microsoft y Sony, problemas de hardware, costosas extensiones de las garantías, la reciente renuncia de Peter Moore, el responsable de la Xbox, y la partida -en abril- de Ken Kutaragi, el padre de la PS3 y enemigo jurado de Nintendo, muestran que quizá la agilidad, los costos accesibles y la creatividad técnica pueden ser, en este negocio, las cartas ganadoras.

Por Ariel Torres
De la Redacción de LA NACION